jueves, agosto 31, 2006| Reclamos
Ya era muy tarde para esperanzarse y creer que mejoraría milagrosamente, la muerte se aferraba a ella como un clavo lo hace a la madera.
En los pocos minutos que le quedaban de estado semi conciente, se dirigió a mi con esa calidez característica de su persona, era claro que su deseo era descansar y abandonar de una vez por todas la miserable vida que llevaba junto a ese demonio.
Por algunos minutos las lágrimas caían a mi ropa, se deslizaban una tras otra por mis mejillas coloradas, aún no sé si dichas lágrimas eran de felicidad por su descanso o si sólo estaba triste por su inesperada pero anhelada partida…
Los minutos, las horas y los días pasaban, falsas esperanzas surgían de la mente ociosa de los médicos a cargo, sólo uno pudo ser honesto…
Finalmente su partida era inminente y cuando tuve ese presentimiento…ese sentimiento de tristeza en mi cabeza y cuerpo…
Esa mañana ocurrió, ya todo había acabado, por lo menos ese episodio había finalizado…
Su timidez y sumisión arruinaron su existencia y además marcó nuestras vidas…marcó la mía…….
Esto que escribí fue la forma más precisa de liberar todas esas emociones que mantuve reprimidas cuando mi abuela falleció, quizás lo que escribí de mi abuelo pueda parecerles algo cruel, pero para qué tapar el sol con un dedo, las emociones son algo muy valioso en los seres humanos y prefiero ser honesto, en especial con este tema.
Las especulaciones también son válidas en diversos casos, es bueno opinar.
Etiquetas: Escritos