domingo, diciembre 03, 2006| Reclamos
TIEMPOS DIFÍCILES.
Desde hace algún tiempo que me he sentido extraño, la vida pasa lentamente frente a mis resecos ojos que, inmóviles miran por la ventana algunos árboles cercanos, las aves pasar y quizás, si es que tengo suerte, a alguno de mis hijos corretear por el antejardín.
Ciertamente Sofía no tenía la culpa, nunca le haría eso a ella, cargar con algo tan chocante debe ser complicado y aunque me siento rechazado, hoy más que nunca, no soy capaz de demostrar ni siquiera un mísero sentimiento cargado de odio, alguna mala cara o bien gritar con ahínco para que el mundo sepa que me siento como todo un indigente, una bolsa de basura que no puede ser reciclada, como nada…
Esta soledad implícita a la cual me siento sometido sólo existe para mí, veo que todos ríen en mi casa, juegan los niños con Sofía y mis padres nos visitan como siempre todos los sábados, pero ¿qué pasa conmigo?, pregunta que ya he planteado miles de veces, hora tras hora sin recibir respuesta. Finalmente quiero resignarme, tengo cincuenta años y parezco un mueble, todos conversan a mi alrededor, me rozan con sus dedos, a veces recibo elogios y por suerte nunca han posado un vaso o plato sobre mí. Quizás sólo invento cosas, desde que era muy pequeño me trataban de mitómano y mentiroso, mis muy correctos padres decían que no había nada peor que tener un rarito en la familia, yo me sentía cómodo contando historias e inventando cosas que alteraran la psiquis de mis viejos, días aquellos, días felices que necesito y extraño, días que no tengo ahora, ahora que me siento solo viviendo en mi propia casa.
Etiquetas: Escritos